Nos iremos centrando en cómo ha cambiado la imagen a través de los años, la imagen en la publicidad, en los anuncios publicitarios en la que normalmente la mujer aparece desquiciada, siempre en casa haciendo las tareas, la que cuida/educa a sus hijos y siempre a disposición de su marido y el hombre representado como fuerte y el que toma las decisiones del hogar.
En nuestros días estos anuncios serían inviables, ya que el machismo en los anteriores vídeos de los años 70 son más que evidentes, incluso puedo llegar a decir que son escalofriantes. Pero esto no sólo se hacía en la publicidad de hace unos años, si nó que a continuación os mostraré anuncios de no hace tanto y que tienen connotaciones sexistas.
Algo que no ha cambiado a pesar de los años son los informativos. Sólo ha cambiado el decorado que puede acompañarles por detrás del presentador y la calidad y montaje de la información gracias al avance tecnológico.
(Cabecera y titulares del Telediario en 1985)
La sociedad está sumergida en imágenes gracias a las nuevas tecnologías. Inconscientemente somos víctimas de las imágenes y las posibles manipulaciones que puede haber detrás de ellas. Nos encontramos imágenes en todo momento, carteles, publicidad en los medios, en las calles...
¿Hasta qué punto la imagen es realidad? La imagen puede transformar la realidad de una manera que aún siendo conscientes de los peligros de la manipulación nos dejamos seducir igualmente.
La labor de selección de imágenes en cuánto a recortes o diferentes perspectivas para que salga una cosa más o menos, ya es un tipo de manipulación.
Existen varios de tipos de manipulación en los medios de comunicación a través de imágenes:
- La estrategia de la distracción. Consiste en desviar la atención del público de los problemas importantes y de los cambios decididos por las élites políticas y económicas, mediante la técnica del diluvio o inundación de continuas distracciones y de informaciones insignificantes. “Mantener la atención del público distraída, lejos de los verdaderos problemas sociales, cautivada por temas sin importancia real. Mantener al público ocupado, ocupado, ocupado, sin ningún tiempo para pensar; de vuelta a la granja con los otros animales (cita del texto Armas silenciosas para guerras tranquilas)”.
- Crear problemas, después ofrecer soluciones. Este método también es llamado “problema-reacción-solución”. Se crea un problema, una “situación” prevista para causar cierta reacción en el público, a fin de que éste sea el mandante de las medidas que se desea hacer aceptar.
- La estrategia de la gradualidad. Para hacer que se acepte una medida inaceptable, basta aplicarla gradualmente, a cuentagotas, por años consecutivos.
- La estrategia de diferir. Otra manera de hacer aceptar una decisión impopular es la de presentarla como “dolorosa y necesaria”, obteniendo la aceptación pública, en el momento, para una aplicación futura. Es más fácil aceptar un sacrificio futuro que un sacrificio inmediato. Primero, porque el esfuerzo no es empleado inmediatamente. Luego, porque el público, la masa, tiene siempre la tendencia a esperar ingenuamente que “todo irá mejorar mañana” y que el sacrificio exigido podrá ser evitado. Esto da más tiempo al público para acostumbrarse a la idea del cambio y de aceptarla con resignación cuando llegue el momento.
- Dirigirse al público como criaturas de poca edad. La mayoría de la publicidad dirigida al gran público utiliza discurso, argumentos, personajes y entonación particularmente infantiles, muchas veces próximos a la debilidad, como si el espectador fuese una criatura de poca edad o un deficiente mental. Cuanto más se pretenda engañar al espectador, más se tiende a adoptar un tono infantilizante.
- Utilizar el aspecto emocional mucho más que la reflexión. Hacer uso del aspecto emocional es una técnica clásica para causar un corto circuito en el análisis racional y por ende al sentido crítico de los individuos. Por otra parte, la utilización del registro emocional permite abrir la puerta de acceso al inconsciente para implantar o injertar ideas, deseos, miedos y temores, compulsiones o inducir comportamientos.
- Mantener al público en la ignorancia y la mediocridad. Hacer que el público sea incapaz de comprender las tecnologías y los métodos utilizados para su control y su esclavitud. “La calidad de la educación dada a las clases sociales inferiores debe ser la más pobre y mediocre posible, de forma que el nivel de la ignorancia que planea entre las clases inferiores y las clases sociales superiores sea y permanezca imposible de alcanzar para las clases inferiores” (ver Armas silenciosas para guerras tranquilas).
- Estimular al público a ser complaciente con la mediocridad. Promover en el público la idea de que es moda el hecho de ser estúpido, vulgar e inculto.
- Reforzar la autoculpabilidad. Hacer creer al individuo que es solamente él es culpable por su propia desgracia, por causa de la insuficiencia de su inteligencia, de sus capacidades o de sus esfuerzos. Así, en lugar de rebelarse contra el sistema económico, el individuo se autoinvalida y se culpa, lo que genera un estado depresivo, uno de cuyos efectos es la inhibición de su acción.
- Conocer a los individuos mejor de lo que ellos mismos se conocen. En el transcurso de los últimos 50 años, los avances acelerados de la ciencia han generado una creciente brecha entre los conocimientos del público y aquellos poseídos y utilizados por las élites dominantes. Gracias a la biología, la neurobiología y la psicología aplicada, el “sistema” ha disfrutado de un conocimiento avanzado del ser humano, tanto de forma física como psicológicamente. El sistema ha conseguido conocer mejor al individuo común de lo que él se conoce a sí mismo. Esto significa que, en la mayoría de los casos, el sistema ejerce un control mayor y un gran poder sobre los individuos, mayor que el que los individuos tienen y ejercen sobre sí mismos.
(Fuente de documentación y selección: http://pijamasurf.com)
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